Goiztiri 6 - Boskozaleak 5 (Because We Can)

El partido de este sábado tuvo de todo: emoción, acción, fases de buen juego, golazos, jugadones, paradones, tensión, lesionados... y lo mejor de todo, al menos para nuestro club, que fue el resultado final. El Goiztiri realizó un alarde de fe y de convicción en una idea, se sobrepuso a un inicio en el que las dudas le impidieron plasmar sobre el campo lo exigido y lo exigible, se conjuró ante la tremenda adversidad, se puso el traje de faena y remontó un partido imposible para asegurar tres puntos de incalculable valor anímico.

El hito contó con la plusvalía añadida de la ausencia de nuestro entrenador Andoni, que fue sustituido por un Jose que, obligado a asumir la patata caliente, recordó sus tiempos como técnico asistente y supo mantener la calma en los momentos más dramáticos, que por supuesto también nos tocó vivir. El caso es que el partido de este sábado fue una actuación deportiva sensacional, un ejemplo a enseñar en las escuelas (por parte nuestra, evidentemente, podríamos retocar un poco la primera parte en la fase de edición del DVD) en cuanto a intensidad, casta, orgullo y carácter propio que derrochamos los dos equipos. Conviene remarcar esto: si el sábado se vio un partidazo en Kabiezes, eso se debió fundamentalmente a que nuestro rival VINO A JUGAR A FÚTBOL-SALA. Ellos venían con bajas, pero nadie especuló, nadie se echó atrás con 4 jugadores bajo el larguero, nadie perdió tiempo aunque en la segunda parte el fenómeno de árbitro que tuvimos alargó el choque hasta los 34 minutos (!)... Resumiendo: cuando los dos equipos se esfuerzan en jugar, el espectáculo está asegurado. Por nuestra parte, al menos; como bien aseguraba el añorado HBK (foto), "because we can" (PORQUE PODEMOS DARLO).

Dicho esto, entramos en harina. El comienzo del partido fue de dominio alterno, la posesión se repartió y las ocasiones fueron nuestras hasta el 0-1, resultado de una cesión al portero evitable seguida de una falta que no se cerró bien. Primer revés que tuvimos que devolver, y en esta ocasión lo hicimos rápido y bien. Al poco, Viejo recibió un balón en el área, pivotó y su chut superó al portero, dio en el palo, se paseó por la línea y por suerte Maykel acertó a remacharlo para establecer el 1-1. El partido estaba abiertísimo, porque el Bosko combinaba bien y creaba peligro a la contra cuando perdíamos la bola. En una de éstas nos cayó el 1-2 en un disparo lateral, y al poco tiempo el 1-3 con que llegaríamos al descanso sumergidos en un océano de dudas y de incertidumbre deportiva, humana y metafísica.

Estaba claro que había que cambiar la cara al partido, que se había puesto muy cuesta arriba. No nos quedó más remedio que intensificar la presión, una labor a la que nos entregamos con nuestra abnegación consuetudinaria. Asumimos riesgos para remontar, pero un mal entendimiento llevó al marcador el 1-4. En ese momento, estábamos fuera. Negros nubarrones se cernían, henchidos de orgullo y de agua, sobre La Kubitera. El drama estaba servido y ya habían transcurrido más de diez minutos, así que nos quedaba un cuarto de hora para resolver el desaguisado.

Cuando estaba a punto de irse la luz, escucharse un 'gong' y acceder al campo un hombre de negro con sombrero entre una densa concentración de humo blanco para conducir las almas asistentes al evento hasta el Valle de la Muerte, el Goiztiri se reactivó. En una acción aislada, Jon estuvo listo para colar el 2-4. Como aquellos jugadores de rugby de un equipo uruguayo cuyo avión se estrelló contra la montaña... ¡viven! Subsiguió posteriormente una avalancha de ocasiones, fruto de una presión solidaria y muy bien efectuada. Dos zarpazos de Maykel, uno de ellos de penalti, restablecieron la igualada en una abrir y cerrar de ojos. Bueno, en realidad, nadie pudo cerrar los ojos. El que pestañeaba, se perdía un gol, una contra o alguna jugaba digna de ser presenciada. En ese momento, el partido había enloquecido de tal manera que podía pasar cualquier cosa, a favor o en contra. El Bosko no pudo, no supo o no tuvo fondo de armario para sobrevivir al alud de juego que se le vino encima, además su portero había quedado lastimado de un tobillo y, sin recambio, jugó mermado el tramo final.

Lo visto hasta entonces, minuto 45 a ojo, bastaba para amortizar el precio de la entrada (¿Cómo? ¿Que no cobramos entrada? Mekawen la puta Iñaxio, Josito, ya estáis empezando a poner txapelgorris en la puerta del Poli, que un fútbol así... hay que fomentarlo y subvencionarlo xD). O al menos eso pensábamos, hasta que en una de éstas y sin previo aviso, Kabe coge el balón en campo propio. Cedemos aquí el hilo narrativo al gran Víctor Hugo Morales. "Arranca por banda izquierda el genio del fútbol mundial, se va de un rival, se hace un autopase de vaselina, llega a las inmediaciones de área, Kabe, siempre Kabe, genio, genio, ta-ta-ta... se la pasa a Xabi que sigue la jugada y... GOOOOOOOOOOOOOL... GOOOOOOOOOOOOOL... Espectacular! Viva el fútbol! Golazo! Xabiiiiii! Kabeeeee! Estoy emocionado, perdónenme ustedes... Kabe, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos... barrilete cósmico... de qué planeta viniste? Para dejar el camino tan simple, para que el pueblo con el puño apretado, gritando por el Goiztiri.... Goiztiri 5 - Boskozaleak 4... Kabe, Kabe, Kabe.. Gracias Dios, por el fútbol, por Kabe, por Xabi, por Zazo, por Jose, por Mayor, por Ibai, por Viejo, por Ima, por Jon, por Miki, por Alex, por Maykel, por Roblas, por Endi, por Andoni, por Javi, por Garzón, por Txori, por Tukan... por estas lágrimas, por este Goiztiri 5 - Boskozaleak 4".

El maestro uruguayo se nos emocionó con una gran acción que en este vestuario recordaremos durante meses, acaso años, y que amortizó también los más de veinte años de vasta carrera futbolística de un gregario genial, cualidad de genio, un veterano con espíritu de juvenil que sigue dando ejemplo a los niños y no tan niños. Impresionados por lo que acabámos de ver, el partido se tomó un descansillo necesario para recuperar oxígeno mientras el tatami se preparaba para el combate final ('Contacto Sangriento', Newt Arnold, 1988).

A la fuerza ahorcan, el Bosko se jugó el todo por el todo optando por el portero-jugador, que curiosamente habíamos ensayado en nuestras sesiones espartanas entre semana. Defendimos bien y Endika además cazó un balón para marcar el 6-4 desde campo propio. Increíble remontada en poco más de diez minutos, pero somos el Goiztiri y tenemos que sufrir, pues al parecer hemos venido a este mundo para eso. El Bosko no perdió la fe tampoco en ningún momento, fueron ambiciosos y, aunque ni se creían lo que acababan de vivir, sacaron fuerzas de flaqueza para colarnos el 6-5 y añadir más épica a la obra de arte. De ahí al final ya no se vio más fútbol, los minutos pasaron lenta y dolorosamente (luego comprobaríamos lo de los 34 minutos) hasta el punto de que pensamos que, hasta que no nos empatasen, el árbitro no tenía intención de marcar el final. Por suerte, oímos los tres pitidos mágicos y estallamos ipso facto en una oleada de júbilo, unidos a nuestros aficionados y reconociendo el tremendo esfuerzo de nuestros rivales.

Hemos ganado muchos partidos en los últimos años, otros los hemos empatado o perdido, hemos jugado bien, mal o regular, pero lo vivido este 19 de noviembre de 2011 en La Kubitera, alias Poli de Kabiezes (y no al revés) no se nos irá tan fácilmente de la cabeza. Cuando pasen décadas, Mayor (que no pudo ser partícipe desde el campo por una inoportuna lesión) contará a sus nietos (sí, Mayor, que de momento es el único que procrea; procrear, Miki, no lo otro xD) cómo unos hombres nobles, con una exhibición simpar de amor propio y testiculina conquistaron la admiración de sus congéneres, el irrefrenable deseo sexual del género opuesto y el orgullo de pertenencia a un proyecto que sigue creciendo, y que no debe estancarse sólo por una heroicidad puntual. Seguir creciendo ha de ser un fin en sí mismo; ahora no podemos caer en la autocomplacencia. En un fin de semana esplendoroso desde el punto de vista deportivo (gran victoria del Athletic en tierra hostil) y tremendamente desafortunado para el Estado español (que verá desembarcar a los nazis más rancios y además con mayoría absoluta), la aldea gala resistirá siempre al empuje del invasor. Qué queréis que os diga, ver el mapa entero de azul y nuestro pequeño pueblo de verde... refuerza ese sentimiento de exclusividad. Comprobado queda, por lo tanto, que los vascos somos diferentes; lo del Goiztiri parece ser, de igual manera, caso aparte, probablemente en el fútbol mundial.

Grande, chavales. Muy grande. Zorionak danontzat!

Nuestro killer del área:

1. Maykel (6 goles)
2. Endika (5 goles)
3. Mayor II (3 goles)
4. Jon y Xabi (2 goles)
   
5. Kabe, Miki e Ibai (1 gol)

Nuestro seguro de vida:

1. Roblas (-12 goles)
2. Zazo (-12 goles/2 asistencias)
3. Mekedou Vendidou (portero-jugador griego) (-1 gol)