
El Goiztiri volvió a parecerse al equipo serio que todos (jugadores, porteros, cuerpo técnico, aficionados, padres, madres y demás familia) queremos. Como bien dijo Austin 3:16 en la anterior crónica, hacía falta un examen de conciencia y, después de una dura semana en el aspecto psicológico, los chavales que dirige Andoni López demostraron la bondad de su propósito de enmienda.
Ante un Berriotxoa serio, que toca bien el balón, los santurtziarras se esforzaron en recuperar una defensa digna de tal nombre. Lo consiguieron durante la práctica totalidad del choque; de hecho, el único pequeño descuido local llevó al marcador el 0-1. Aunque el Goiztiri hizo merecimientos de sobra para no marcharse con desventaja al descanso, este equipo se ha acostumbrado tanto a sufrir que ni siquiera este hecho llevó el nerviosismo a sus filas.
Se había defendido bien, pero, aunque Berriotxoa contó con alguna ocasión para ampliar su renta en la segunda mitad, el meta local Zazo estuvo en su sitio cuando se le necesitó. La casta y la raza tenían que salir por algún sitio, pero la presión a muerte se hizo esperar (quizá demasiado) y el zafarracho no sonó en Kabiezes hasta que faltaron diez minutos. Entonces se demostró que los guerrilleros del Goiztiri, que en sus sesiones de instrucción aprenden táctica, técnica y disparo, se desenvuelven mejor en el río revuelto, donde pueden sacar partido del caos. La presión dio sus frutos y el Berrio lo pasó mal tras el empate de Maikel (doble penalti). Al final, el propio Maikel tuvo el 2-1 en sus botas, pero el caos había sido demasiado para un árbitro que ya había perdido el norte. Si no, no se explica que el segundo doble penalti para los locales no fuese repetido, pues el portero visitante se adelantó clarísimamente más de lo debido antes de que Maikel ejecutase el lanzamiento.
Con todo y con eso, Goiztiri ha vuelto, y aunque el liderato quede un poco más lejos, los jóvenes han aprendido que para hacer la revolución, hay que jugar con revoluciones pero sin pasarse. Y también, que defender bien no implica en modo alguno dejar de atacar, ni viceversa. En el hallazgo de este equilibrio se sitúa una buena parte de las esperanzas del equipo santurtziarra de cara a esta segunda vuelta.
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