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lunes, 20 de mayo de 2013

Goiztiri 4 - Itxaropena 1

Éramos, somos, seremos


El Goiztiri cierra un convulso ejercicio asegurando la permanencia tras salir victorioso 

de un trepidante y emotivo duelo directo que envía a Segunda a su rival


Por IÑAKI ROBLEDO

Sobre el partido

Goiztiri e Itxaropena dirimían el choque más dramático de la última jornada liguera, a la que hasta cinco equipos llegaban con posibilidades reales de descender. El resto de resultados nos permitieron ver (a posteriori, por supuesto) que a la larga nos habría bastado con el empate, pero dada la multilateralidad de las apuestas, cualquiera se fiaba de lo que pasase en los otros campos, donde además la acción iba a tener lugar horas después de nuestra exhibición en la matinal de domingo. Por lo que pudiera ocurrir, y después de vivir el año más convulso de su historia reciente, los 'espartanos' del Goiztiri tenían la obligación moral de vencer en primera instancia. Si después, además, lográbamos convencer, eso contribuiría a una mayor utilización del fondo de armario, para que todos los componentes de la plantilla pudieran sentirse útiles. El compañerismo de los que saltaron al campo hizo posible que nadie se quedase sin jugar el partido más trascendente desde nuestro retorno a Primera Regional.

Todo lo demás, es decir, superar la resistencia de un rival ultradefensivo al que ya le habíamos infligido nuestra única victoria a domicilio de la primera vuelta, era una cuestión a vida o muerte, y sólo lo mucho que había en juego (la vida) impidió un choque algo más lúcido por nuestra parte. Por tensión, exceso de responsabilidad o lo que sea, nuestro arranque no fue todo lo bueno que de esta plantilla se espera. Para colmo de males, Itxaropena se adelantó con un chut lejano, que es lo peor que te puede ocurrir cuando un equipo se encierra atrás como si su supervivencia dependiera de ello (cosa que, por otro lado, era verdad). Hasta el minuto 15, a ojo, el panorama pintaba oscuro, porque nos faltaba fluidez en el juego y parecíamos atenazados. Sabíamos de la diferencia entre los dos equipos, pero no la estábamos demostrando y la espesura en las transiciones defensa-ataque no hacía presagiar nada bueno.

Hasta que abrimos la lata, cuando Kabe habilitó a Xabi para el 1-1. Por arte de magia, los nervios, la presión o lo que nos impedía ser nosotros mismos, desaparecieron. Cuando los ojos de Xabi prendieron en llamas, el fuego en su mirada encontró eco en la de sus compañeros. Nadie oyó la trompeta, pero alguien tocó a rebato en La Kubitera. El ánimo cambió a la par que las combinaciones recuperaron energía, coordinación y pegada, la misma de que hizo gala Xabi para marcar su segundo gol de la mañana y ponernos por fin en ventaja. Dependíamos de nosotros mismos antes del pitido inicial y en ese momento la misión estaba cumplida, aunque sólo parcialmente.

Con el 2-1 al descanso, ya sólo había que guardar la ropa, a lo que ayudó de nuevo Xabi redondeando su hat-trick al comienzo de la segunda parte. Ya casi estaba, pero en el mismo campo que nos ha visto conservar la vida también se habían visto desmoronamientos antológicos, que por suerte parecen formar parte de un triste pasado al que no regresaremos jamás. Sin hacer gran cosa (ni el rival, ni las circunstancias propiciaron el jogo bonito que podemos, y deberíamos, exhibir) mantuvimos la renta y pasaron los minutos sin grandes emociones, ni a favor ni en contra. Entonces, cuando faltaba un cuarto de hora, Itxaropena asumió cierto grado de riesgo, lo cual nos permitiría vivir el penúltimo momentazo de la temporada aunque nadie, ni siquiera su protagonista, se lo esperaba.

Tras un ataque visitante, Gari cogió el balón y, al ver adelantado a su homólogo rival, decidió jugársela, dibujando un zapatazo que bajó con nieve y, tras tocar en el larguero, estableció el definitivo 4-1. Con 20 años escasos, el chaval cubrió el objetivo que otros soñamos durante décadas y que ya no podremos cumplir. Tuvo la audacia necesaria en el momento necesario, más allá de la espectacularidad en la ejecución, y encontró también el premio a su trabajo en un año difícil para todos en este club, especialmente para sus porteros. Restaban como unos diez minutos para el final y la cosa estaba hecha. El sufrimiento, que nos ha acompañado desde agosto, estaba a punto de pasar a la historia. Satisfecha la necesidad de salvar el culo, llegó el tiempo de dar minutos a los menos usuales, que también aportan mucho en este club aunque la coyuntura de los últimos tiempos no haya sido la más propicia para ello. Y juntos, aseguramos la victoria y con ella la permanencia, un logro que probablemente será más valorado con el paso del tiempo y por el que muchos, especialmente fuera de este vestuario, no daban un centavo allá por diciembre. Goiztiri vive, Goiztiri resiste, y el bloque humano que ha hecho posible esta salvación merece un mayor reconocimiento, tan grande o más que si de un título se hubiera tratado. Éramos, somos y seremos de Primera. O al menos, mientras podamos emular el nivel de esta segunda vuelta que habla por sí sola: 22 puntos de los 32 que finalmente campean en nuestro casillero, y que nos permiten terminar la temporada en el puesto 11. El futuro deparará cambios en el club, pero el legado que nos hemos esforzado por construir debe ser un cimiento lo suficientemente sólido como para poder sobrevivir a todos ellos.

Sobre la temporada

Es evidente que las cosas se hicieron mal desde agosto. El tiempo ha demostrado que esta plantilla no puede tener escisiones en su seno, y la purga que se llevó a cabo en este vestuario en agosto, que se nos vendió como algo positivo, ha estado muy cerca de mandarnos a Segunda. El retorno de los exiliados fue la primera piedra que hubo que sentar para concretar el sueño de la permanencia, y desde entonces los resultados hablan por sí mismos. Con todo esto, quiero significar el trabajo de todos los que han venido a entrenar sin ficha, y que se vieron absoluta e injustamente excomulgados del grupo durante tres meses, en los que el ambiente de trabajo no era el mismo. Cuando el equipo recuperó la alegría, y una vez que Jose pudo implantar su idea de juego y la fuimos mecanizando, se ha visto a otro equipo muy diferente. Y de ello pueden dar fe muchos de nuestros rivales, incluyendo los de la zona alta. En conclusión, y esto va para los jerifaltes: el próximo experimento, hacedlo con gaseosa. Y si nos vienen a presionar... pues patapum p'arriba y hablemos del milenarismo. Qué cojones... ¡y piña para todos!

Sobre la plantilla

Lo normal en esta mierda de sociedad que nos ha tocado en desgracia es efectuar los reconocimientos al trabajo únicamente cuando hay éxitos. Por eso dicen que el éxito envilece, y que el elogio debilita. Pues bien, en este caso, el reconocimiento a la labor de esta plantilla que se ha matado a trabajar durante los últimos nueve meses hay que hacérselo de todas maneras, dejando a un margen el hecho de que se haya salvado en la última jornada. La realidad es que el 6 de diciembre Jose encontró a un equipo cadavérico y a día de hoy lo ha convertido en el equipo de moda; esto es un hecho incontrovertible. Además, el futuro debe ser aún más esplendoroso, y de ello se encargarán nuestros juveniles que este año han sido el mejor equipo del club de calle y que no deben perder la ilusión por el tramo final de la campaña porque son buenos, algunos mucho, y no se torcerán por la cuenta que les trae.

Sobre los arbitrajes

Para que el fútbol-sala bizkaino termine de despegar, la Federación Vizcaína (sic) de Fútbol está OBLIGADA a hacer una limpieza cuasi general del arbitraje. Y es que campan por ahí una serie de impresentables que están haciendo un gran daño a la profesión de deportista, seguramente porque ellos a su vez son aprendices frustrados de deportista. No es de recibo que los jóvenes sientan ganas de dejar el fútbol-sala sólo porque un supuesto administrador de justicia se convierte en una amenaza para el resto de la sociedad. En mi largo recorrido por los campos de mi tierra he visto de todo, también árbitros buenos, pero os juro que son minoría. Algunos son malos dentro del campo, pero buena gente fuera, y a ésos incluso les puedo llegar a perdonar. Pero LA LACRA, con mayúsculas, que sobre todo componen los gemelos Martínez de la Rosa y ese fenómeno llamado Emilio Eduardo de la Mata, es inasumible para una sociedad moderna. Esa gente debe estar fuera del deporte Y TODO LO DEMÁS ES UN ATENTADO CONTRA LA HUMANIDAD.

Sobre el autor y su obra

Soy Iñaki Robledo, varón heterosexual (el que más), bizkaino, 34-0 y orgulloso de ello. En su día cursé estudios de Periodismo y eso me faculta a escribir a este nivel, que no deberíais intentar en vuestras casas porque cuesta mucho tiempo alcanzarlo. Llegué al mundo del fútbol-sala en 1998 y ese año decidí que iba a probar suerte como portero, puesto en el que no tenía referencias porque desde muy joven siempre viví para marcar goles. Hice muchos, pero vi claro que en el mundo federado mi peculiar estilo no tendría cabida y dediqué el resto de mi carrera a evitarlos.

Para ello, he tenido que luchar contra enemigos de todo tipo, desde mi propia inexperiencia, hasta la ausencia de un entrenamiento específico que curiosamente no llegó hasta mi último año en activo (y que, curiosamente también, ha acelerado mi proceso degenerativo), pasando por encima del Monstruo de los Prejuicios. Cuando el Goiztiri creó su equipo masculino en 1998 (el pionero, el femenino, se fundó un año atrás), éste que os escribe fue uno de sus primeros componentes. Ese primer año jugué muy poquito, porque básicamente yo no era lo que con el tiempo llegué a ser y porque el entrenador era un flipado que el día de mi debut (21 de noviembre de 1998, en Zurbaran) salí a jugar los últimos 5 minutos cuando íbamos ganando 1-5 y pasado el tiempo reconoció que llegó a pensar en que me había sacado demasiado pronto. Ese mismo entrenador, con un ego desmedido, no ayudó a mi crecimiento. Al revés, intentó frenarlo o desmerecerlo, en plan de que cuando paras una es porque te la has encontrado.

Con él al frente no volví a jugar, así que pasé al status de portero sin ficha, y entrené más que cualquiera que pudo haber fichado durante los tres años siguientes. Tras el ascenso a Primera de 2002, hubo un cambio en el banquillo y por ahí se me abrió un hueco. Ángel Mari seguía siendo el número 1 y su jerarquía era indiscutible. Jugué poco pero lo esperaba, aunque el nuevo entrenador que vino me hizo trizas. Después de jugar 6 partidos, muy pocos de ellos completos, mi primera despedida del Goiztiri vino motivada por una ausencia de Ángel que yo tendría que haber cubierto (por no haber otro portero), pero al hijo de la gran puta (que ya está muerto, pero en su caso la muerte no concede el perdón) no se le ocurrió otra cosa que forzar a un jugador de campo a ocupar la portería ("si no juegas de portero, no juegas", le llegó a decir). Renunciando con ello al único cambio que tuvimos. Vi el partido desde el banquillo, perdimos 1-3 como era previsible, y después de recibir la solidaridad de mis compañeros, abandoné el equipo por dignidad y por vergüenza torera.

Eso fue en abril de 2003 y mi retiro duró hasta que en el verano de 2004 la directiva del FS San Jorge decidió crear un equipo 'B'. Surgió la oferta y, después de un año sabático, debutamos en Segunda Regional en septiembre. Recuerdo que fui capitán el día del debut y que perdimos 6-1, lo que ya no recuerdo es lo que sucedió la noche anterior xD. Ese año tuvimos un grupo humano excelente, en el cual tuve la cointinuidad de que no había gozado en Goiztiri, tuve por primera vez un entrenador (Jose Gil) que confió en mí y, rodeado de un grupo humano excepcional, quedamos en cuarta posición. Pasé dos temporadas más en San Jorge, donde sólo los prejuicios evitaron mi paso al primer equipo, pero fui muy feliz en el 'B' a pesar de que deportivamente la cosa no llegó al nivel del primer año. En total, tres años de servicio que me bastaron y me sobraron para convertirme en una leyenda viva del San Jorge, status que honrosamente conservo a día de hoy. En los últimos tiempos, el vestuario del Goiztiri siempre me echaba en cara mi vínculo con San Jorge, claro que sin ser conscientes de que sin mi paso por ese club, el hombrecillo que se ponía de portero en sus entrenamientos nunca habría llegado a ser lo que ha sido, sea lo que sea. Por si quedaba alguna duda, no me duelen prendas en reconocer que soy y seré sanjorgista hasta el fin de mis días, y nadie en Goiztiri, ni en ningún otro club, puede poner en duda ni mi compromiso ni mi celo profesional, del que pueden dar fe los jugadores del San Jorge cada vez que se han enfrentado a mí durante los últimos seis años.

En 2007 pasaron cosas raras en San Jorge, y con 29 años recibí la baja con dolor, porque había sido muy feliz allí y me sentía identificado con el proyecto. Regresaba al Paro FS, el mismo club del que me habían fichado, y ese verano lo pasé considerándome un jubilado del deporte. Por aquellas fechas, Goiztiri había vivido una descapitalización similar. En septiembre, el gran Txori nos vio a Viejo a mí y nos dijo de subir a entrenar. Subimos y nos ganamos ficha, encontrando ese año a Zazo, el mejor compañero que he tenido en mi carrera. Compusimos un gran dúo en la portería, pero el equipo era joven e inexperto y bajó a Segunda ese año con holgura, siendo (objetivamente) los dos porteros lo único salvable del equipo. Lo vivido entonces es algo que hemos tratado de evitar a las futuras generaciones y que, por fortuna, logramos esquivar ayer.

La temporada 2008/09, en Segunda, fue un poco caótica y la terminé cansado y desmoralizado. Durante gran parte de aquella campaña, tuve ratos de duda existencial y llegué a plantearme si sería capaz de volver a colocarme bajo palos alguna vez. Ésa fue la retirada que hice, a los 31 años, y que jamás llegó a concretarse, y que hasta hoy pone en tela de juicio todo lo que sale de mi boca entre mayo y agosto de cada año. Cuando, en septiembre, fui a entregar la ropa, una nueva generación de futbolistas jóvenes había llegado al Goiztiri. Los Geldiezinak daban el salto al fútbol-sala y de alguna manera, su entusiasmo hizo correr por mis venas el veneno de la competición, que me encanta y del cual... a ver cómo me desengancho ahora. No devolví la ropa, me quedé, y el equipo tiró unos meses sin entrenador funcionando estupendamente en la anarquía hasta la llegada de Andoni.

Todo lo que ocurrió desde entonces y hasta ayer ha quedado documentado en este blog, que un día Falquinho de Souza creó de la nada. Bueno, todo no, por supuesto, sólo los partidos y lo que se podía contar. Esa generación, con pequeñas añadiduras, llegaron como niños y ya son hombres, por lo que ha llegado el momento de exigirles como tales. Ellos serán los que liderarán, junto a Miki y a Maykel, a la nueva camada de canteranos que deberán comerse el mundo cuando cumplan su ciclo juvenil.

Sobre la retirada y otras cuestiones

La media de edad de la plantilla actual del Goiztiri, si no fuera porque entre Kabe, Tukan y yo la subimos hasta el techo, es tan reducida que ninguno de los jugadores que no hayan cambiado el 2 por el 3 en el primer dígito de su edad podrá comprender con exactitud lo que a continuación detallo.

Cada año, cada estirada, cada aterrizaje forzoso, cada golpe, cada hemorragia, cada entrenamiento más sobrecargado, e incluso cada discusión, me iba acercando a la retirada. Cada año, en un grado mayor, porque el cuerpo toma nota de todos tus excesos y, a partir de una edad, te pasa la factura pormenorizada. Es difícil estar fresco cuando te han exprimido tanto, cuando la mente ya no te sostiene como cuando eres joven, y cuando te exigen tanto trabajo como si de verdad lo necesitases para poder seguir jugando en condiciones. Pero no todos los cuerpos, no todas las mentes y no todos los porteros somos iguales. Y menos yo, que he pasado 15 años defendiendo mi diferencia respecto al resto, y que me he visto sometido a una sobreexplotación que en absoluto necesitaba para poder cumplir correctamente con mi tarea. Y que ha provocado que este último año haya estado más fuera que dentro del equipo.

A finales de noviembre, aún con los hermanos Cubillas al frente del equipo, tomé la decisión de hacerme a un lado cuando concluyese la temporada. La llegada de Jose me hizo posponer el anuncio, porque el drama estaba servido y no era cuestión de desviar el foco de atención. Pero, a finales de diciembre, clavaron en Erandio el último clavo de mi ataúd. Lo que ha venido desde entonces ha sido una horrible lucha contra mí mismo y contra mi cuerpo, lucha que no tenía ninguna posibilidad de ganar. Y la caña que hemos recibido desde entonces, que a los demás les ha servido para mejorar, a mí me terminó de enterrar. Mi participación en esta segunda vuelta ha sido tan irrisoria que estoy obligado a quedarme con la casta que le he echado al asunto, pues no es fácil marcar territorio estando tan sumamente lisiado como he estado. De algún modo, todos convivimos con el dolor, pero en mi caso había rebasado de sobra el umbral permitido. Y, dado que mi participación se ha reducido de forma sistemática, y asumiendo la inevitabilidad de la retirada que el pasado jueves hice pública, durante los últimos meses (y años, por extensión) me he esforzado por construir un legado. Yo no entiendo de tácticas, ni de técnicas, yo he sido sólo un guerrero adicto a la victoria. Me interesa ganar y (salvo ayer, por razones obvias) no a cualquier precio. Hay que demostrar casta, carácter e inconformismo porque a mi juicio no se puede saltar al campo si no vas a hacer eso. Es decir, colgarse del larguero, perder tiempo, discutir con árbitros que no hablan tu idioma o que han ido a arbitrar tu partido después de tomarse un pelotazo de patxaran (Emilio Eduardo de la Mata acostumbra a hacer eso y os juro que esto no es difamación)... eso no ayuda a nadie.

Sobre el futuro

Tengo plena confianza en que el fútbol-sala progrese, aunque para ello haya que erradicar los numerosos cánceres que le aquejan. Tras la retirada de Zazo el año pasado, prometí que su ausencia no se notaría. Pero, por las razones que sean, he fracasado o me han hecho fracasar. No he disfrutado de mi último año en activo, y como esto no va a cambiar, y ni mi cuerpo ni mi mente van a volver a ser los de mis 20 añitos, lo mejor es hacerse a un lado con elegancia. Con dolor, pero con elegancia. No perdamos la compostura. ¿Somos hombres, o votantes del Partido Popular?

Ahora vienen las lamentaciones y eso que mi ausencia se cubrirá más fácil que la de Zazo, estoy seguro, porque confío en los porteros que habrán de sucederme. Yo he luchado toda la vida por ganarme el único respeto que me importaba, el de mis compañeros (aparte de por cerrar bocazas como buzones y derribar estúpidos prejuicios), y creo haberlo conseguido. He sido humilde y nada prepotente, pero honestamente ya no me queda nada por demostrar y menos después de haber sobrevivido en el Infierno tanto tiempo.

A los que hoy me decís que estáis orgullosos por haber jugado conmigo, en verdad os digo que en el futuro será al revés. Tengo confianza en que cualquiera de mis niños llegará a jugar más arriba de Primera Regional, que al final ha sido mi tope, y orgulloso de ello por cierto. Tan orgulloso como estoy de haber jugado para dos clubes de mi aldea, Santurtzi, y de que ninguno de ellos haya sido el Oslo (mi respeto para todos los que hayáis jugado allí, pero es algo que yo no necesitaba). He querido al Goiztiri y al San Jorge y ellos me han querido a mí. Eso es todo. Lo demás, no creáis que merece la pena demasiado.

Éste es mi epitafio, señores. Gracias a todos por acompañarme en este largo y loco viaje. Y recuérdenlo... no quiero Flores en mi tumba...

Una última cosilla... Sobre el Wayominí

TROFEO WAYOMINÍ DIPUANT 2013
(featuring .... el viejo Roblas, saying goodbye... We, The People)

Xabi (3 puntos)
Gari (2 puntos)
Miki (1 punto)
  1. El Antisistema (34 points)
  2. Mayor Lendoiro y El Águila de Kabiezes (¿quién es ese individuo? xD) (25 points)
  3. Falqao Maravillao y The Legend 34-0 (16 points)
  4. Ibai Fabricaeunukos, Jony Nowitzki y Hugo, el Gemelo Siniestro (todos Geldi) (9 points)
  5. Mitxi el Argentino y Gari Park-Cure (8 points)
  6. Kabesteros e Iñaki (juvenil) (5 points)
  7. The Dear Old Tukan y El Sosio (4 points)
  8. Ibon (juvenil) (2 points)
  9. Borja (juvenil) (1 point)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

HA sido un placer leerte todas las semanas, desde el jado erandio te deseamos lo mejor ,y felicitaros por la permanencia ,y que el año proximo los objetivos se consigan sin tanto sufrimiento. Un abrazo Artista vayas donde vayas.

Anónimo dijo...

grande roblas...

el goiztiri no va a ser lo mismo sin ti, vas a dejar un gran vacio... y este blog no volverá a ser lo mismo

un abrazo compañero