
El Goiztiri solventó positivamente su primera matinal de domingo del curso reafirmándose como uno de los aspirantes a todo en esta liga. Todos los sufrimientos padecidos desde agosto, que están siendo múltiples, nos están convirtiendo en un bloque de impredecible desarrollo. Los alardes de sobriedad se funden con los desajustes, y éstos con los ataques de genialidad, a la velocidad de la luz; es esa ciclotimia a la que ya nos hemos referido en otros posts, propia de espíritus libres, bohemios y aventureros. Cuando a este equipo se le enciende la bombillita de las ideas puede pasar cualquier cosa, y la diferencia entre lo bueno y lo malo se hace inapreciable. Esta semana, una sucesión de esperpentos nos colocó al borde de la derrota, pero un esplendoroso tramo final, en el que pudimos ver ramalazos del añorado 'fútbol samba Goiztiri', nos devolvió la fe y la esperanza en un futuro mejor. Detalle que es de agradecer, por cierto, tal y como está el patio...
Seguimos a la espera de ese partido redondo. No vale sólo sacar la casta cuando no quedan más huevos, hay que ser un bloque serio los 50 minutos y, por desgracia, no hemos tenido esa fiabilidad al 100% en ninguno de los encuentros disputados hasta la fecha. De hecho, el 1-1 con que nos fuimos ayer al descanso resume muy bien lo nuestro: tempranero gol a favor (bien por Kabe y su testa), dominio infructuoso, regalito al rival (advertencia: no más cesiones gratuitas a los porteros, mesedez), gol estúpido en contra y llegamos al ecuador con cara de babuino bigokiano (una nueva raza de mono hallada en Ulan-Bator, capital de Mongolia)... Con estos altibajos en la frecuencia, la onda que recibíamos no llegaba con nitidez, y esto nos abocaba a una nueva segunda mitad no apta para hipertensos.
Con el gol de Xabi (su primero del año tras la lesión, así que zorionak, gudari) parecía que la cosa se encarrilaba, pero nada más lejos, pues el 2-2 llegó nada más sacar el rival del centro (¿error de concentración o falsa autocomplacencia?). Había que proseguir con el intercambio de golpes, pero en lugar de clavar, nos clavaron un 'churro' sensacional tras una buena salida de Zazo, seguida de un despeje al centro y un remate en parábola según venía el balón que superó a todos (2-3).
En ese momento se nos apagaron las luces y, quien más, quien menos, pensamos que iba a sonar un gong, la marcha fúnebre, y después, entre una maraña de humo, iba a aparecer un hombre vestido de negro a reclamar las almas de todos los presentes en Kabiezes como castigo a nuestra indolencia. La oscuridad, territorio en el que no todas las criaturas humanas son capaces de sobrevivir con una mínima garantía, amenazaba con cernirse sobre nosotros. Cuando más negro pintaba el panorama, a juego con la plomiza y gris jornada dominical, el jugador más joven del equipo tuvo una iluminación divina... Maykel no lo sabe, porque aún está tierno y ha vivido poco, pero la jugada que se curró para marcar el 3-3 está al alcance de pocos jugadores en esta liga. Salvando las distancias, el suyo fue como el célebre gol de Maradona. Agarra el balón en el centro del campo, se va de uno, de dos, enfila hacia la puerta rival, le salen los otros dos defensas y el portero y los supera a todos con un chut cruzado que entra en la red tras golpear en el palo. ¡La locura!
Después de esa genialidad, había que buscar el triunfo como fuera y Maykel nos había lanzado hacia él. El partido, para entonces, ya se había convertido en un correcalles en el que podía ocurrir de todo, tanto bueno como malo. Ahí, en ese momento crucial, llegó el flashazo de otro genio. Balón en largo, Zazo sale del área, lo corta y en lugar de despejar al medio como en el 2-3, se saca de la manga una asistencia que deja solo a Maykel contra el meta rival, al que bate con la zurda (4-3, el delirio). Ya lo teníamos al alcance de la mano, tan sólo había que seguir sufriendo un poco más aunque el Artaromo ya estaba algo desarbolado. Los visitantes asumieron riesgos que no podían pagar, y así llegaron los dos últimos goles, otro de Maykel (que culminó un nuevo hat-trick para su colección) y el postrero de Jose para cerrar un trabajo bien hecho.
Así que ya estamos terceros en la tabla, a dos puntos del líder, por lo que podemos afirmar que nuestros pecadillos de juventud de las primeras jornadas ya han prescrito. Pero no podemos relajarnos, porque este equipo tiene todavía mucho trabajo por delante, y no sólo en el campo, sino especialmente fuera de él. Llegados a este punto, hay que convenir que somos un equipo con aspiraciones altas, las más elevadas que podamos encontrar. Pero lo que es materializar estos objetivos, no lo lograremos sin la existencia de una unión SIN FISURAS en el seno de este vestuario. Un grupo humano en el que convive gente de edad variopinta, gustos y costumbres diferentes, donde cada cual cuenta con un predicamento diferente ante los reclamos del sexo opuesto, donde hay trabajadores, estudiantes y parados, pero donde todos SIN EXCEPCIÓN debemos ser una piña. Debe primar el colectivo por encima de los intereses individuales, que por supuesto también son importantes. Todos los logros que ha obtenido este club a lo largo de su historia han venido como consecuencia de un vestuario cuyos componentes han remado en una misma dirección. Que eran amigos, dentro y fuera, y esa amistad quedaba refrendada antes, durante y después de cada partido. Además, objetivamente, el entrenador que está ahora al frente cuenta con una mayor capacidad (tanto humana como futbolística) que los anteriores. Este club ha vivido años de abandono deportivo y de insulsa autogestión, y mal haríamos ahora en joder una estructura que nos ha costado mucho tiempo tener. Ahora más que nunca, y como advertencia para cuando las cosas ya no nos vayan tan bien, es necesario reseñar la vital importancia de la unión del equipo. Tenemos, algunos, un ego muy fuerte, que debemos aprender a gestionar en beneficio del colectivo. Criticar sólo es bueno si se hace a la cara: los corrillos, los bisbiseos, los marujeos, no deben tener cabida aquí.
Lo mejor: la capacidad de reacción tras el 2-3, el golazo de Maykel y el reestreno de Viejo (que había jugado su último partido oficial en mayo de 2009, por lo que cabe darle la bienvenida de nuevo entre los futbolistas después de un calvario que sólo se puede desear a algunos que yo me sé).
Lo peor: los goles en contra, todos ellos evitables, y el árbitro (otro fenómeno, vamos).
Conejitos: 3 para Maykel, 2 para Zazo y 1 para Kabe.
Trofeo Wayominí Dipuant:
- Maykel (12 points)
- Jose (9 points)
- David (8 points)
- Roblas y Zazo (5 points)
- Pablo, Jon y Kabe (2 points)
- Miki, Ibai y Alexis (1 point)
1 comentario:
Al cronista se le olvidaba valorar el trabajo de Falquinho da Souza, perfecto en su labor a la hora de cubrir la ausencia del cronista oficial...
Volveremos a leerte muy pronto, amigo! En cuanto me coja un nuevo billete de avión destino Death Valley
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