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miércoles, 24 de marzo de 2010

Goiztiri 9 - Redcom 0

El Goiztiri regresó al camino del triunfo, por donde nunca jamás debió haber dejado de transitar. La chapuza resultante de datar un partido aplazado para un miércoles en ‘horario Champions’, enviar al equipo local al ‘exilio’ de Sestao y enfrentarse a un vicecolista sin efectivos ni cambios, quedó al final en anécdota, pues el 9-0 final es un fiel reflejo de la patxangaza que se disputó anoche en el frontón de La Benedicta.

El ejército espartano vive tiempos duros, pues a pesar de su carácter, su raza y su indudable poderío, tiene la moral muy diezmada por los últimos reveses. La tragicomedia vivida en el ominoso episodio contra los subnormales bigokianos (a quienes no olvidamos, ni mucho menos perdonamos) ha amenazado con sepultar todo lo bueno que se ha hecho durante el año, que algo hay. La confianza desmedida característica del inicio del campeonato ha dado paso a un bloque timorato, inseguro, pero que aún posee una calidad latente sobre la que sentar una base de esperanza. No fue anoche, insisto, la prueba fehaciente de la resurrección de un equipo, pues el rival era de circunstancias y, al encajar el primer gol, entendió que toda resistencia era inútil (exactamente igual que el 80% de los árbitros de la categoría) y permitió que la tropa santurtziarra se concediese un homenaje, que de alguna manera contribuye a paliar la decepción que supuso la visita a Txikiteros, Distrito Federal.

Con el Redcom entregado, el Goiztiri volcado en la presión y el partido convertido en un monólogo (a diferencia del ‘mongólogo’ de los tristes sordomudos), el guión debía torcerse mucho para evitar la goleada final. Con el 0-4 del descanso, la cosa estaba vista para sentencia, pero este vestuario ha sufrido tanto que alguien tenía que pagar los platos rotos. En el último cuarto de hora, la ambición del Goiztiri, unida al hundimiento físico del rival, hizo que la patxanga se convirtiese en un infame correcalles, en el que el rigor táctico, literalmente, se fue a tomar por saco mientras los goles, uno tras otro, caían en las redes visitantes.

La holgada victoria, empero, no puede ni debe hacernos caer en la espuria autocomplacencia. Enfrente no hubo rival en ningún momento, de modo que habrá que esperar a un adversario de verdad para poder afirmar sin andamiajes que el Goiztiri ha vuelto por sus fueros. Las ruines provocaciones de aquellos infraseres que no podían hablar, pero que saben hacerse entender y, especialmente, odiar (opinión que comparten al 100% el resto de equipos ‘normales’ de la liga) bien podrían servir de acicate a este grupo humano, que juega mejor, que vive mejor, que son mejores personas… Aunque en este caso la comparación es más odiosa que nunca, pues en aquel equipo nadie, jamás en la vida, alcanzará el status de ‘persona’ y lo más que se acercará es a ser una mierda de caballo. Evitar ser como esa gentuza es la mejor referencia que puede seguir el Goiztiri. Eso, y aplicarse en defensa, cuestión que, en caso de no mejorar, anuncia nubarrones, chubascos y más episodios bochornosos en la historia reciente del club.

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